El coaching busca hacerse cargo del aprendizaje y transformación desde otra mirada, incorporando -en el caso de la rama ontológica- la totalidad del ser, nuestra historia, nuestros juicios, nuestra mirada, nuestras emociones, e incluso nuestro cuerpo.
Y si te preguntas ¿qué tiene que ver mi cuerpo si quiero aprender a usar una planilla en excel?... pues puede que este artículo te entregue más de un regalo.
Comenzar un proceso de aprendizaje ya sea cuando nos enrolamos en un curso, queremos aprender un nuevo hábito o cuando acompañamos a otros a aprender, es siempre un camino incierto. ¿Por qué? porque está lleno de emociones -como la frustración pero también la alegría-, está lleno de desafíos, logros y es un camino que muchas veces no sabemos por dónde nos llevará ni cuál será su fin.
Pocas veces reflexionamos antes de comenzar el viaje del aprendizaje. Estamos acostumbrados a embarcarnos en él sin antes revisar lo que llevamos en “nuestra mochila” y cuestionar qué nos sirve para este viaje y qué no. Es aquí donde el coaching nos da un lindo regalo en este sentido: la oportunidad de mirarnos como aprendices.
¿Cómo me defino como aprendiz?
Es la primera pregunta que podemos hacernos, o realizarle a otros si estamos acompañando, antes de comenzar a estudiar o aprender. Ver cómo nos definimos como estudiantes (sin juzgarnos necesariamente como buenos o malos) nos puede ayudar a revisar cómo vivimos los procesos de aprendizaje, y desde ahí, el abanico de acciones que tenemos disponibles en el camino.
Sea que nos consideramos responsables o despreocupados, constantes o volátiles, desordenados o estructurados, podemos ir haciendo la idea de cómo será nuestra aventura y cómo la enfrentaremos. Por ejemplo, si me considero despreocupado (como es mi caso) sé que mi aventura podría ser relajada, aunque podría perderme de algunos momentos importantes en el proceso.
Y si queremos ir un poco más profundo, podemos cuestionarnos: ¿cómo me dispongo a aprender?, ¿qué emociones me aparecen?, ¿qué cuerpo me aparece? Estoy entusiasmado por lo que voy a aprender, estoy asustado de no poder lograrlo, tengo esperanza de que este camino me va a cambiar, o estoy ansioso por comenzar, son algunas de las cosas que pueden ir apareciendo.
Aprender a reconocer el mundo emocional y corporal propio del aprendizaje se puede convertir en un aliado. Aceptar que tanto la frustración como la alegría son propias del camino, nos puede ayudar en los momentos más difíciles a seguir adelante.
¿Cuáles son mis enemigos al momento de comenzar un proceso de aprendizaje?
Una vez que nos vamos reconociendo como aprendices, podemos profundizar a reflexionar sobre cuáles son nuestras barreras u obstáculos para aprender. Esto es de lo que tenemos que cuidarnos a medida que avanza el proceso de aprendizaje.
“No puedo aprender si no tengo todo claro”
Si nos frena a aprender el pensar que necesitamos tener todo bajo control, toda la información y los pasos a seguir claros desde el minuto cero, o si queremos saber todos lo que vamos a aprender, son síntomas de un enemigo de aprendizaje que nos puede llevar a enfocarnos más en lo que no tenemos claro, que en lo que si vamos aprendiendo. Parte del aprendizaje es aceptar y reconocer que nos entregamos a un proceso lleno de incertidumbre y desconocidos.
“No tengo tiempo para aprender”
Una de las excusas quizás más utilizadas es declarar la intención de aprender algo pero frenarnos por juzgar que no tendremos tiempo para hacerlo de manera correcta. Muchas veces el solo hecho de regalarnos quince minutos diarios de un tema se transforman en un aprendizaje significativo si somos capaces de sostenerlo durante el tiempo.
“Es que yo no sirvo para esto”
Nos ponemos barreras a nosotros mismos. Esperamos ser maestros de un tema ni bien empecemos, y no nos damos el permiso, la paciencia, y el espacio para fallar y ser novatos en un tema nuevo para nosotros.
“Estoy enamorado de las respuestas”
Si eres de quienes hemos aprendido que tener respuesta es siempre lo mejor, algo que nos han inculcado desde pequeños, enfrentamos un gran desafío al momento de aprender. Pues para darle espacio al aprendizaje, es admitir que no tenemos respuesta para todo en todo momento.
“No me permito no saber”
Muy relacionado con el ítem anterior, el paso siguiente a permitirnos no tener respuesta es aceptar declarar que No Sé, aceptar que otros pueden no saber. Al permitir y lograr esto, abrimos un espacio para descubrir y aprender en un nuevo territorio. La innovación es solo posible en el momento en que una persona o un equipo declaran que no saben dar respuesta a un desafío, y desde ahí, se abren a explorar nuevas maneras de hacer las cosas.
Si alguna de estas frases, u otras, te suenan familiares, puede que estés enfrente de uno de tus enemigos del aprendizaje. Lograr identificarlas es el primer paso para que ellos no se transformen en factores que impiden aprender, pues corresponden a fuerzas que nos invitan a quedarnos como estamos.
¿Cuales son mis aliados al momento de aprender?
Y, por otro lado, también es importante reconocer nuestras fortalezas, o las fuerzas que ayudan a aprender, crecer y transformarnos. Son aquellos factores que nos ayudan e impulsan a cambiar y serán a quienes recurrimos cuando las cosas se pongan difíciles, pero que también nos permitirán disfrutar del camino.
“Esto que voy a aprender me conecta con un propósito más grande”
“Tengo buen sentido del humor, que me permite reírme al fallar y equivocarse”
“Me voy a inscribir con un amigo para estar acompañado”
“Tengo la esperanza de cambiar gracias a este camino de aprendizaje”
Estos y muchos más pueden aparecer como posibles aliados a la hora de aprender. Comenzar a identificarlos puede ser la diferencia que determine si logramos culminar un curso, cambiar y aprender o ayudar a otros para que vivan la transformación que esperan a través del aprendizaje.
Coaching, educación y aprendizaje son miradas distintas para un mismo fenómeno: la aspiración que tenemos como humanos a cambiar y transformarnos acorde a las experiencias que vamos viviendo. A acercarnos a quienes queremos ser y, en última instancia, a ayudar a otros a convertirse en quienes decidan ser. Y tu,
¿Cómo vives el aprendizaje en tu vida?
¿Qué llevas en tu mochila en tu próximo viaje de aprendizaje?
¿Tienes otros enemigos y aliados?
¡Déjanos tus comentarios! Nos encantaría leerte.
Espero este artículo les haya dado una mirada fresca del aprendizaje, desde lo que el coaching nos puede regalar.
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